Los niños descubren que un mismo objeto puede recibir distintos nombres y que su escritura es también diferente.
El maestro
conduce la actividad para que los niños
piensen sinónimos. Propone: vamos a pensar palabras distintas que quieran decir
lo mismo.
En cada caso da la palabra menos usual para que los niños propongan las formas más conocidas. Si se trata de una palabra que el maestro considere que puede ser desconocida, muestra el objeto al que ella se refiere, la dice y pregunta por su sinónimo: por ejemplo: este es un bolígrafo (lo muestra) ¿de qué otro modo se le llama?
Ejemplos de sinónimos:
Niño: chavo,
chamaco, chiquillo
cobija: sarape, cobertor, manta
Llanta:
rueda
coche: carro,
automóvil, auto
Cerdo:
cochino, marrano, puerco
autobús: camión
Delantal: mandil, babero piso: suelo
A continuación
el maestro proporciona imágenes donde hay pares de láminas con el mismo dibujo.
Pide a los niños que busquen, por ejemplo, las láminas donde vengan unos lentes
(o anteojos)
Cuando los han
encontrado, el maestro coloca la palabra lentes escrita en una tarjeta debajo
de una de las imágenes y anteojos debajo de la otra. Pregunta: ¿qué crees que
diga aquí (en una de ellas)? ¿Cómo supiste? ¿Dirá lo mismo acá? (señalando la
otra palabra debajo del segundo dibujo). Si el niño interpreta que dice lo
mismo en ambas escrituras (por ejemplo afirma que dice lentes en ambos textos),
el maestro pregunta ¿hay las mismas letras aquí que acá (comparando las dos
escrituras)? ¿lentes, se podrá escribir de las dos formas? Si el niño responde
no, el maestro dice: tú me dijiste que aquí dice lentes; y en esta otra ¿qué dirá?
Si el alumno no responde correctamente, el maestro informa: aquí dice lentes y
aquí anteojos, ¿se escribe igual lentes que anteojos? ¿por qué?
Cuando el niño
ha comprendido lo que dice en ambas tarjetas, el maestro las intercambia y
pregunta: ¿se podrá poner está aquí y esta acá? ¿qué dice en esta? ¿y en esta
otra?
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